lunes, 23 de marzo de 2009

...en el metro II

Mis dedos se vuelven torpes en días como hoy, días en que mi fuego interno absorbe todo lo que me rodea y lo transforma en notas y colores, en risas y paseos interminables bajo nubes de cristal y castillos celestiales, en frases comprensibles y metaforas abiertas solo para mentes virgenes.
La divina obsesión de mi alma, que viaja cual sangre por mis venas, adultéra mi esperanza dándole tonos irreales y aligera el transitar incasable de mis torpes dedos por los laberintos de la magia y el amor, obligandome a habitar en sueños del ayer, obligandome a olvidar mi presente cuando aún existe el mañana...

1 comentario:

  1. El ayer, para formarnos
    El hoy, para bienvivirlo.
    El mañana es solo una proyección del hoy

    Si aprendimos del ayer, el mañana será mejor que el hoy.

    Saludos.

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