lunes, 9 de marzo de 2009

Crónica de un final


- Tu siempre has sido la que sabe lo que hay que hacer- refunfuño irónico y castigador.
- Eso no siempre importa.
- Para alguna gente es lo primordial.
- Para mí ya da igual- respondió casi inaudiblemente con la mirada baja y perdida.
...
- Igual lo pasamos bien...
- ¿Bien? ¿Comparados con quien?- dijo mirándolo directo a los ojos, con rabia disimulada. Su tono de voz reflejaba su intranquilidad. Ella ya no lo conocía. Ya nada era como antes. Desde hace tiempo que ella misma se sentía una extraña dentro de su propio cuerpo. Ya no le gustaba estar cerca de el, le recordaba algo que no entendía, una sensación añeja de una vida que quería olvidar.
- La gente sufre sabes... tu no conoces la vida... tu no sabes del dolor... - dijo interrumpiéndole sus pensamientos, como siempre aun sin entender nada, como siempre aún creyendo que todo se solucionaría, que todo solo era una etapa. Él seguía siendo el mismo.
- ...El dolor el dolor, -le respondió con el tono mas odiado para él, por ser el de la persona mas amada- ¿ahora me hablaras de Dios?.
- ... ¿ debería?.
...
- Te odio - dijo ella sin pensar y se encontró de golpe frente a la realidad. Una realidad muy lejana a sus palabras. Una realidad que aun no veía.
- Tu no sabes lo que es odiar- respondió tranquilo y seguro, pero esas palabras formarían un eco en su alma que poco a poco, lentamente lo harían perderse a si mismo... ella realmente no sabia lo que es odiar... tal vez tampoco lo que es amar.
...
- A veces me pregunto que pasaría si yo...
- ...No digas cosas que después te arrepientas - interrumpió ella sin ni siquiera mirarlo, ocupada guardando en su bolso, con franjas de colores alegres, aquella ultima polera que quedaba sobre la cama, esa polera blanca que hace mucho había dejado en la casa de él, aquella que usaba siempre después de hacer el amor...
- Tu sabes mucho de eso según veo...- sentencio mirando el techo. El único lugar seguro para él en ese momento.
Y el silencio se transformo en una pegajosa manta, de esas que no te puedes sacar sin romperte la piel.

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